Columna: Desde El Orinoco

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 Recordando las lecciones de Leopoldo Sucre Figarella

“Tenemos que empezar por ser exigentes con nosotros mismos. Tratándose de nuestro trabajo, de nuestro futuro, de nuestro porvenir, del de nuestros hijos, del de nuestra patria, todos debemos dar lo mejor de nosotros mismos, debemos ejecutar nuestras tareas y actividades, nuestro trabajo de la mejor forma posible, tratando siempre de superarnos en su realización, para que cada vez cumplamos con más eficiencia y más cabalmente. No importa el tipo de tarea de la cual seamos responsables. El planificador deberá esforzarse en ser cada vez más riguroso y exhaustivo en su análisis, información y planteamientos, el profesional más eficiente en el desempeño de su trabajo; el empresario más dinámico, imaginativo, buen administrador y competente en sus actividades, el gobernante más exigente, escrupuloso, activo y esforzado en el cumplimiento de sus responsabilidades. El obrero más eficiente al desempeñar sus tareas y más cuidadoso en el uso y conservación de sus herramientas y equipos; el campesino más laborioso en su trabajo, tratando de mejorar sus sistemas para lograr el mayor rendimiento posible de su tierra, de sus créditos y de la ayuda técnica que se le ofrezca”. “…Y así, empezando a ser exigentes con nosotros mismos, podremos y tendremos el derecho y el deber de ser exigentes con los demás…» Leopoldo Sucre Figarella

Quiero rendir un nuevo homenaje a Leopoldo Sucre Figarella, en ocasión de que el próximo 17 de Octubre, se cumplen 23 años del fallecimiento de este insigne venezolano y los venezolanos, debemos estudiar nuestra historia y nuestros líderes, para sacar las enseñanzas y aprendizajes del caso, para aprender de los errores y soportarnos en los aciertos y poder construir esa Venezuela, y la Guayana poderosa, desarrollada y de primer mundo, que todos deseamos.

¿Qué nos enseña Leopoldo Sucre Figarella?

No se puede pretender “repetir” todas las actuaciones de Leopoldo, por cuanto los contextos históricos cambian. Lo que SI debemos es tomar las enseñanzas y lecciones vigentes, válidas y aplicables en la Venezuela actual.

Este excepcional venezolano, oriundo de Tumeremo, donde nació el 01 de agosto de 1926, nos dejó extraordinarias lecciones y un maravilloso legado gerencial, de mucha vigencia en la Venezuela actual.

Nos enseñó que la perseverancia y la dedicación, es capaz de ayudarnos a superar cualquier tipo de dificultad. Nunca se dio por vencido y pudo triunfar, donde muchísimos no fueron capaces y ello lo pudo hacer, por esa inquebrantable fuerza de voluntad y el acerado espíritu de superación y tenacidad, que se hicieron presentes a lo largo de su exitosa y productiva vida.

Leopoldo ha sido, a no dudarlo, el gerente público que llenó de obras a Venezuela y que fue capaz de hacer más viviendas, hospitales, aeropuertos, puentes, vialidad e infraestructura, que todos los gobiernos anteriores, desde la independencia hasta 1958. Por eso, los historiadores y estudiosos de las actuaciones públicas, lo han calificado como el gran constructor de Venezuela.

Hubo otras dos lecciones que deseo resaltar. La primera de ellas es que Leopoldo Sucre Figarella entendió cabalmente, que la meritocracia y la formación profesional, es fundamental para dar resultados en la administración pública. Leopoldo entendió muy bien que los gerentes públicos, no dan buenos resultados, cuando escogen a sus colaboradores por influencia partidista y no por la formación profesional que requieren esos cargos. Leopoldo tuvo el carácter y la fuerza suficiente para, apoyado en sus maravillosos resultados, resistir las presiones partidistas para designar militantes de partidos políticos, en lugar de meritorios profesionales y calificados gerentes. Esa gran visión de Leopoldo, reconocida hoy en los gobiernos del mundo entero, es de generalizada aplicación por los líderes y gobernantes actuales, especialmente por aquellos que llevan exitosos resultados a sus naciones.

La segunda gran lección, muy vigente hoy, era la debida planificación y el acertado seguimiento y Control de Gestión que se requiere para dar buenos resultados. Leopoldo era un verdadero maestro para evitar la pérdida de tiempo, las reuniones inútiles, los procedimientos lentos y asfixiantes, las excusas y el lento proceder. Leopoldo era implacable con los “depredadores” del tiempo gerencial y combatía la llamada Divagación Gerencial. Su Motivación al Logro, su clara orientación a concretar metas, era proverbial. Tenía gran “tino” para detectar excusas, justificaciones y divagaciones. Era muy duro con quienes desaprovechaban tiempo, se distraían, se «perdían» en el camino y no lograban obtener resultados, en el menor tiempo posible, Leopoldo era implacable con el buen uso del tiempo y no dejaba que lo “distrajeran” de sus objetivos. Un verdadero líder centrado, conciso y fiel cumplidor de sus promesas y plenas de trabajo. Ponía en práctica la conseja bíblica: “Por sus obras, los conoceréis

Tenemos mucho que aprender y aplicar de Leopoldo Sucre Figarella 

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