¿HAY OPORTUNIDADES EN VENEZUELA?

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Esta semana fue de una gran emoción, al haber sido invitado como ponente por los estudiantes que conforman el excelente grupo «Gabinete» de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB). Se trataba de una conferencia en el Aula Magna, dirigida a los estudiantes de esa Casa de Estudios cuyo título era: ¿Hay oportunidades en Venezuela?, orientada a los jóvenes.

Aparte de contar con la excelente introducción del rector, Padre Francisco José Virtuoso, y ser moderado el encuentro por la talentosa periodista Diana Carolina Ruiz, tuve el honor de compartir podio con unos tremendos profesionales, y mejores aún como seres humanos: Claudia Valladares, Maickel Melamed y el profesor José Rafael Briceño.

Para mí, fue de muchos recuerdos el volver a mi casa de estudios, donde hace 40 años caminaba por sus jardines, y donde en muchas ocasiones me sentaba en los bancos de piedra (siguen siendo los mismos) a soñar con que algún día sería un empresario. Fue un orgullo, el poder hablarles a esos jóvenes, que al igual que yo, estoy seguro que también están llenos de sueños, y donde la gran mayoría también sueñan con ser algún día empresarios.

Al concluir la conferencia, muchos se acercaron a darme las gracias por mi participación en el acto, cuando realmente fui yo el agradecido por la presencia de ellos, y por permitirme volver a revivir esos años tan bellos, donde no tenía casi nada, pero tenía lo más importante: ¡La firme determinación de hacer realidad mis sueños, y estaba dispuesto a dejarme la piel para lograrlos!
Escoger un camino significa abandonar otros, y no se puede pretender recorrer todos los caminos, ya que posiblemente acabaríamos recorriendo ninguno. El mío lo escogí desde el mismo momento en que fui a una entrevista en el Banco Mercantil, en donde estaban solicitando estudiantes de economía. Al salir decidí, trabajar por mi cuenta, y hacer lo que realmente me apasionaba, ya que lo importante en la vida no es hacer lo que uno quiere, sino querer lo que uno hace.

Mi madre solía decirme: «Carlos, para quien navega sin rumbo, ningún viento le es favorable», y mi rumbo ya lo tenía muy claro. Todos queremos ser exitosos, pero muchos no saben en qué, ni cómo, o no están dispuestos a pagar el precio que cuesta tan anhelado deseo; y se justifican echándole la culpa a los otros de su fracaso, a la situación del país, y a cualquiera que los exima de su culpabilidad.

La solución siempre comienza por uno, y pretender lograr los cambios, las mejoras y nuestros sueños delegando nuestra responsabilidad en los demás, sin comenzar a cambiar primeramente nosotros, es utópico e irrealista. Culpar a otros por lo que no eres o no pudiste ser, es la mejor garantía para no llegar a ser lo que pudiste haber sido. ¡Quien quiere hacer algo encuentra siempre un medio, quien quiere no hacer nada encuentra siempre una excusa!
¿Hay oportunidades en Venezuela? Siempre las habrá; para un joven bien preparado, que con determinación y voluntad férrea escoja un camino que le apasione.
Estoy seguro de que en esa Aula Magna en la que participé, la mayoría de esos estudiantes son más inteligentes que yo, y tienen más recursos de los que tenía yo. Lo que quizás a mí me sobraba era la determinación por lograrlo, el ejemplo de unos padres con valores y principios, y una excelente educación que me dio mi querida UCAB.

¿Hay oportunidades en Venezuela? Siempre las habrá; siempre y cuando haya: ¡Determinación, ejemplo y educación!
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