Marcharse hacia las zonas mineras en la búsqueda de un mejor futuro para su familia, fue el objetivo que se trazó Gustavo Guananja, de 40 años de edad, desde hace varios meses, sin pensar que en uno de los viajes perdería la vida.
Yusbelys Rodríguez, esposa del fallecido, relató que Guananja acostumbraba a pedir «colas» para poder movilizarse en Tumeremo, localidad donde vivía, y otros sectores del Sur de la entidad, ya que existen pocas unidades de transporte público habilitadas para esa zona.
Mientras esperaba en la vía El Pao, para llegar a su destino, el conductor de un vehículo tipo camioneta con cabina, se estacionó y le ofreció llevarlo.
«SE FUE GUINDANDO»
Guananja, al momento de abordar la unidad, se paró en el parachoque del vehículo automotor, aguantándose de un tubo metálico que estaba soldado. Una vez en vía, el conductor sintió un fuerte estruendo, y al estacionarse, observó el cuerpo del minero en el medio del pavimento.
Al tratar de socorrerlo y brindarle los primeros auxilios, notó un «charco» de sangre que se esparcía, y un «hueco» que dejaba notar los cesos encefálicos del cráneo. Inmediatamente, lo levantó y lo llevó hasta el Hospital Dr. Gervasio Vera Custodio, en Upata, donde ingresó sin signos vitales.
El infortunado no conocía al chófer, razón por la cual familiares descartan una posible «condena o culpabilidad».
Aunque este hecho ocurrió el jueves, consanguíneos se enteraron de su muerte este sábado, pues luego de varias llamadas inútiles, «porque el teléfono sonaba apagado», decidieron dirigirse hasta El Callao, a uno de sus sitios de trabajo. Fue en ese momento cuando sus compañeros les informaron.
Familiares del occiso se encontraban en el Instituto Municipal de Tránsito Terrestre (Imtt), en San Félix, esperando el cadáver. Jamás imaginaron que perderían a un ser querido a solo 56 días para recibir el 2016.
«NOTICIA FATAL»
Al confirmar el fallecimiento de Guananja, sus allegados se dirigieron inmediatamente hasta la morgue del centro hospitalario para hacer el respectivo traslado funerario.
«Cuando llegamos nos dijeron que una unidad del Cicpc se lo había llevado rumbo a Guayana para realizar la necropsia de ley y la autopsia correspondiente», dijo Mariela Cedeño, cuñada del ciudadano.
El infortunado dejó dos hijos en orfandad, uno de 9 y otro de 4 años, por lo que su viuda tendrá que asumir el rol de padre y madre a la vez, además de trabajar fuertemente para brindarle un futuro a sus pequeños como siempre lo quiso su esposo.
Funcionarios policiales exhortaron a la colectividad a tener prudencia a la hora de conducir para evitar hechos lamentables.
UNIDADES EN MAL ESTADO
No es la primera vez que en el estado Bolívar ocurren este tipo de incidentes. Aunque la mayoría se debe a fallas mecánicas, otros se producen por el mal estado en las que se encuentran las unidades.
La falta de repuestos y materiales sigue siendo «el dolor de cabeza» de muchos conductores a la hora de adquirirlos.
Uno de los casos que generó mayor conmoción en Ciudad Guayana fue el de una «perrera» que sobrepasó su capacidad de carga humana y aunado a desperfectos mecánicos originó la caída de ochos personas a las oscuras aguas del río Caroní, en el puente de la avenida Guayana. El chofer perdió el control y no pudo evitar la tragedia.
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