Las japonesas se lanzan a la arena

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Con 19 años y 60 kilos, Sayaka Matsuo, se lanza a la arena y mira sin miedo al «sumotori» que tiene enfrente, un luchador que la dobla en peso y tamaño, ilustrando la creciente presencia de las mujeres en este deporte tradicionalmente masculino. Para ella, se trata de una pasión que le viene de familia: su padre fue sumotori profesional. Con 5 años, se inició en las técnicas del combate y ahora forma parte del restringido círculo de las mujeres que practican sumo en Japón.

Se trata de una pequeña revolución para un deporte que nació hace 2.000 años como parte integrante de los rituales del sintoísmo, una religión animista de Japón. La tradición prohíbe a las mujeres pisar la tierra sagrada de la arena de Kokugikan en Tokio, donde se llevan a cabo las competiciones oficiales.