Si comparamos las elecciones del 6D con un juego de beisbol, nosotros, los electores, no somos los espectadores: somos los bateadores, tenemos el poder para impulsar carreras y ganar el juego.
Independientemente de quiénes hayan metido los candidatos en el tarjetón, somos los ciudadanos los que elegimos a los ganadores, sin electores no hay elecciones, no hay juego democrático. Si analizamos bien las opciones, podemos orientar nuestro bateo.
Hay que mandar gente a la primera base: Representar. Esta es una función muy importante de la Asamblea Nacional, como lo dice la CRBV los diputados son representantes del pueblo y de los estados en su conjunto y no están sujetos a mandatos ni instrucciones, «sino solo a su conciencia. Su voto en la AN es personal» (Art. 201). ¡Este artículo hay que ponerlo en una pancarta en la entrada del Parlamento! Hay que recordar también que la población que no vota, como son los niños, niñas y adolescentes, también requieren que sean representados sus intereses en la Asamblea. Recomiendo a los candidatos conocer la agenda que la Red Nacional de defensa de los derechos humanos de niños, niñas y adolescentes, de la cual Fe y Alegría es parte, ha propuesto.
En la segunda base hay que tener diputados que cumplan con su función de legislar. ¡Caramba! No se pueden pasar los 5 años de «habilitante» en «habilitante»; tampoco pueden hacer del oficio parlamentario una especie de «club de aerobic» en el cual se levanta y se bajan los brazos como único ejercicio; es necesario también que sepan consultar a los expertos en materia especializadas para que lo que se apruebe sirva para mejorar y no para empeorar la situación de los ciudadanos, como consideramos que ha pasado con la reforma penal de la Lopnna. Además, por ley, los diputados deben consultarnos antes de aprobar las leyes. Legislar es cosa seria.
En la tercera base, hay que batear duro, pues la AN tiene también una función de control, los grandes problemas del país, la economía, los planes de desarrollo, el comportamiento de de los ministros, del Vicepresidente -dado que a la AN le corresponde dar voto de censura a estos servidores públicos-; en fin, tienen los diputados que hacer seguimiento a la vida nacional. Esta función parece que ha sido olvidada por los parlamentarios.
El juego democrático no termina con el día de la votación como podría suceder con el final del campeonato de beisbol. Es solo un episodio, importante, pero no el único. Vamos a batear bien el 6D y luego sigamos exigiendo a los jugadores que recuerden que nosotros hemos permitirlo que hagan carrera y que nos deben a nosotros su cargo.
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